Sustitución de válvulas metálicas

Las válvulas termoplásticas de SAFI suelen ser una solución más fiable y económica que las válvulas metálicas para fluidos corrosivos.

Pese a ello, muchos procesos que se realizan con una presión inferior a 16 bares y con una temperatura inferior a 120 °C están equipados con costosas válvulas metálicas, cuando sería más adecuado utilizar válvulas de plástico.

Sustitución de válvulas revestidas

No es raro encontrar válvulas de metal revestido con PTFE o elastómero. Este tipo de válvula tiene la ventaja de soportar fuertes presiones y temperaturas elevadas, ya que el cuerpo de la válvula es de metal, y resistir al mismo tiempo los ataques químicos y la corrosión interna gracias a su revestimiento interno.

Primer problema

Las válvulas revestidas son entre dos y tres veces más caras que las válvulas termoplásticas.

Segundo problema

Las válvulas revestidas no resisten la corrosión externa. 

Abrasión por agua salada


Tercer problema

Las válvulas revestidas con PTFE sufren 100 veces más que las válvulas termoplásticas de PVDF.

Abrasion par de l'eau salée

Cuarto problema

El revestimiento de PTFE no es flexible y, a fuerza de estar sometido a tensión para crear la estanqueidad, termina agrietándose.


Quinto problema

Los revestimientos de elastómero se erosionan.

Sexto problema

Cuando el revestimiento de PTFE o elastómero se daña, el fluido corrosivo ataca el metal y perfora la válvula rápidamente.


La solución

Con gran frecuencia, las válvulas de SAFI sustituyen a las válvulas revestidas, ya que, en la gran mayoría de las aplicaciones, la temperatura no supera los 130 °C ni la presión los 16 bares, como sucede en el ejemplo de la imagen.

La válvula blanca es una válvula termoplástica de SAFI fabricada con PVDF que reemplaza a una válvula revestida con PTFE en una instalación en la que las emanaciones de cloroparafina atacaban químicamente el exterior de las válvulas revestidas.

Sustitución de válvulas fabricadas con aleaciones resistentes a la corrosión

Numerosas instalaciones, con el pretexto de que se utilizan fluidos corrosivos en sus tuberías, usan válvulas fabricadas con metales de aleaciones exóticas como acero inoxidable, Uranus B6, súper dúplex, etc. Si la presión es fuerte y la temperatura elevada, estas opciones pueden ser adecuadas, pero a menudo nos encontramos con instalaciones que trabajan a bajas presiones y a temperatura ambiente utilizándolas, lo que acarrea una serie de problemas:

  • Primer problema: las válvulas de aleación son siempre más caras que las válvulas termoplásticas.
  • Segundo problema: muchas válvulas de aleación sufren problemas de abrasión.

Por ejemplo, las válvulas de acero inoxidable se fabrican con una aleación de átomos de hierro y níquel. Esta aleación permite que se cree una fina capa de protección al entrar en contacto con un producto químico.

Al haber elementos móviles en la válvula (como una esfera en una válvula de bola), se genera una fricción entre los elementos. Además, si el fluido presenta partículas sólidas, el efecto abrasivo aumenta, se erosiona la película de protección del acero inoxidable y se ahueca el material.

A fuerza de repetir, en el mismo lugar, sucede esto a largo plazo.


Las válvulas termoplásticas resisten mejor que el acero inoxidable a la corrosión dinámica, es decir, cuando la corrosión se combina con elementos dinámicos en movimiento, como la esfera de la válvula. Por este motivo existen instalaciones con tuberías de acero inoxidable equipadas con válvulas termoplásticas: las tuberías soportan una corrosión no dinámica (al haber ausencia de elementos móviles) mientras que las válvulas soportan una corrosión dinámica.

Por consiguiente, las válvulas de SAFI se utilizan con regularidad para reemplazar válvulas fabricadas con aleaciones exóticas.